¿El genocidio de las lenguas?



     Para ser sincera, yo provengo de una nación, la cual ya desde hace siglos tiene una autoestima nacional bastante fuerte y segura. Aunque en la historia reciente nos encontramos con el dominio húngaro, que durante una época consiguió a represar niestro idioma e imponerse en lugar de la lengua oficial del territorio, la población de la actual Eslovaquia siempre seguía hablando eslovaco. De hecho, hasta hace poco fue bastante difícil para mí, imaginarme qué sucede en un país, dónde una de las lenguas está al punto de desaparecer.

     Sin embargo, el fenómeno de la muerte de lenguas no está nada lejano de ninguno de nosotros. Solo hace falta pasar las fronteras o hablar con la gente de otros países. Cuando estuve por primera vez en España, conocí varios dialectos y lenguas que hay dentro del país. Primero no entendía muy bien por qué todos prefieren hablar en dialecto. ¡Si en el castellano sería más fácil! Claro, para mí, que tenía apenas quince años, seguramente sí. Luego, cuando crecí y supe más de la lengua y de la lingüística lo entendí muy bien. Basta con comparar el número de hablantes de un dialecto de hace unos setenta años con el número de hablantes de un dialecto de hoy. Basta con comparar el número de hablantes de un dialecto en casa con el número de hablantes que aparece en las estadísticas oficiales. Los dialectos y las lenguas minoritarias en España, y en el mudno, en general, van desapariciendo. Es muy, muy triste y como mínimo, nos hace reflexionar. Todo lo que hemos fabricado durante los siglos, todo el dinero y todo el poder - todo eso es posible de recuperar. Por el contrario, la riqueza natural, que involucra también la riqueza lingüística, no se podrá recuperar jamás.

     Tove Skutnabb-Kangas (2000) reacciona a los casos de muerte de lenguas más fuertes que se pueden observar en todo el mundo y los denomina con el término de genocidio lingüístico. A sus afirmaciones, en cambio se opone Mauro Fernández (2004) de forma bastante radical, arguyendo que en vez de unas lenguas que desaparecen vienen nuevas para desempeñar su función. Soy de la opinón de que la ciencia lingüística necesita a unos representantes que sean optimistas, pero hay lenguas en el mundo que se están muriéndo prácticamente en este mismo instante y donde el optimismo ya no tiene lugar. Tampoco digo que estoy en desacuerdo con Fernández en algunas afirmaciones, pero creo que con el genocidio lingüístico Skutnabb-Kangas dió en el clavo. Indudablemente, el "genocidio" sería una palabra muy fuerte en varios contextos, pero en el contexto lingüístico me parece ser la adecuada para escandalizar y señalar la gravedad de situación que se ha producido últimamente en varias partes del mundo a causa de diferentes motivos, donde los más inhumanos son aquellos conexos al poder y a la política. Es alarmante que existan lenguas de menos de unas decenas de hablantes y el público cierre ojos antes del hecho, e incluso, sea responsable por eso.

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